martes, 12 de marzo de 2013

Humo en blanco y negro y zapatos de colores





El hecho de ser ateo practicante me impide disfrutar de momentos tan entretenidos para muchos, como la elección de un nuevo (si se le puede llamar nuevo con 75 u 80 años) padre espiritual y mandamás de la secta católica o de la religión católica para la mayoría.
Los católicos estos días se permiten olvidarse de la crisis, del PP, del PSOE, de Bárcenas, de Blanco, de las preferentes, de  Undangarín, de la prima, de los recortes, del paro  y del resto de los chascarrillos que nos mantienen entretenidos estos últimos años o meses según qué caso.
De cualquier modo me entretiene ver en televisión la parafernalia que envuelve a esta religión con sus chimeneas que anuncian las novedades con humo. Chimeneas que colocan para este fin, no es que el Santo Padre se caliente en invierno con esa estufilla. Me recuerda a los sioux y sus primitivos métodos de comunicación, pero claro estos no conocían otro sistema. La iglesia ya utiliza tweeter pero para estos casos el humo de  colores es mucho más vistoso, como lo es el colorido de los candidatos a tal honor. Y para colmo de color, el elegido será el único entre todos ellos que podrá calzarse zapatos rojos mientras viva o dimita, cosa que no ocurre con mucha frecuencia. Claro que tampoco ocurre con los CEO’s de las grandes corporaciones. ¿Que tendrá el poder?
También me resulta curioso el sistema de barrido de señales que instalan para este gran momento. Este sistema no permite ninguna comunicación inalambrica y así se puede mantener el secretismo habitual de lo que se discute dentro. Pero a mí esto me produciría cierto desasosiego si me importara, parecería que los candidatos que deben señalar al elegido no se fían ni de ellos mismos. Pero se supone que los católicos si se deben de fiar de ellos. Pues que bien esto de la fe.
Ratzinger nunca me cayó muy bien, como ninguno de ellos, pero ahora siento algo más de respeto por él. El primero en quinientos años que después de ver lo visto ha decidido que no puede aguantar ni un minuto más. Olé por Ratzinger.  Como estarán las cosas en palacio.

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