Cuando yo era joven y estudiaba, aunque no mucho, recuerdo
que parte de la luz al final del túnel se producía en quinto donde algunos nos deshacíamos
del ladrillo de la filosofía y el latín y otros del adoquín de la física. Llegaba
el momento en el que los que íbamos a
ciencias o a letras nos despedíamos.
Hoy veo que aquello fue un gran error y que la economía es
de letras, desconozco si se aceptan en económicas créditos obtenidos por haber
estudiado a los filósofos griegos, pero si no es así debería serlo. Como se
explica si no que la macro-economía se mueva a golpe de comentarios sin que
cambien los números. Sale uno y dice que quizás se debería hacer tal cosa y las
bolsas suben y las primas bajan, entonces sale el otro listo y matiza la parrafada
del primero y claro la bolsa baja y la prima sube o las dos suben o las dos
bajan y todo esto sin que nadie sepa porqué y puede ocurrir en minutos, pero
los macro-números no han cambiado en nada y si ha cambiado en algo solo ha sido
porque lo que han dicho y lo más curioso es que si hubieran dicho lo contrario
el resultado podría haber sido el mismo, o no. Solo la palabra, no hacen falta
acciones para que unos ganen y otros pierdan.
Esto pasa también en las grandes corporaciones, por eso es
tan importante que los CEO’s se reúnan
con los responsables de marketing e I+D antes
de hacer sus comentarios a los analistas del mercado. Son estos departamentos
los que le ayudan a vender humo e ilusión, los financieros pueden ofrecer menos humo aunque siempre los departamentos de
finanzas y ventas pueden colaborar
facturando antes de tiempo creando pedidos que el cliente todavía no ha
cursado, demorando la aceptación de devoluciones y etc., etc.
El CEO dando información como; nuestro departamento de I+D está en la última
fase de desarrollo de la quinta maravilla de la que el mercado tiene una gran
necesidad. Y además estamos explorando la posibilidad de llevar la caballería a
tal sitio del globo (antes era China) que nos permitiría incrementar nuestras
ventas sustancialmente el los próximos años y tenemos un proyecto con Supercompany que se materializará en breve
y si el CEO además añade que están en proceso de optimación de los recursos y
que van a dejar ir a un 15% de su
plantilla entonces es cuando las acciones se disparan y él que no es un
empleado sino un mercenario, vende una parte de su share option y a otra cosa mariposa hasta la próxima reunión con
los analistas. A quien le importan los números de la compañía mañana si hoy con
solo hablar ya has materializado tu beneficio futuro. No se si a alguien le
suena algo de esto, yo es que lo he vivido.
Hoy leo y no para mi sorpresa que Facebook, muy
probablemente, desaparecerá antes de 2020, en 18 días ha perdido un 32%. Salió
a bolsa por valor de 100.000 millones de dólares, como Pepsico (ventas de 66.000 millones) pero con una
facturación de solo 3.700 millones y 1.000 de beneficio neto. Es obvio que los números
no significaron nada. Vendieron que como cada vez hay más usuarios, la venta de publicidad iba a ser la bomba pero
no hoy, en el futuro. Ahora sabemos que la publicidad en Facebook, vender lo
que se dice vender, no vende un kiko. Seguro que una gran parte de los pequeños
nuevos accionistas han sido usuarios de Facebook que querían ser parte de esa
gran familia de la que tanto han disfrutado y ni miraron los números. Y ellos serán
los que más pierdan. A que este déjà vu
también os suena. Parece que nos cuesta mucho aprender.
Para los más jóvenes tengo esta historia:
Hubo un tiempo, antes de Reagan, que las abuelitas compraban
telefónicas por que eran seguras y porque con el rendimiento que daban sus
acciones complementaban su bien merecida pensión, estas abuelitas nunca
llegaron a preocuparse por si subían o bajaban pues no las venderían en vida,
solo comprobaban que les llegara a su cartilla de ahorros el dinerito de sus telefónicas
y felices de la vida. Así era la bolsa en el pasado, el ciudadano de a pie no
invertía para vender al día siguiente sino para obtener un rendimiento y es que éste era el objetivo de las compañías. Pero claro eso ya es historia y hoy el
corazón de las abuelitas no podría sobrevivir y caerían como fichas de dominó.
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