La sociedad que presentó Lang para 2026 en la película Metrópolis,
ya está aquí, se ha adelantado solo 13 años y lo que fue ciencia-ficción en
1927 es ya una realidad hoy. No sin razón es una de las pocas películas consideradas
como Memorias del Mundo por la Unesco.
Recuerdo que hace casi treinta años, ya me parecía que íbamos en la dirección correcta
para convertir a Lang en un profeta, aunque entonces parecía algo exagerada y todavía
con toques de ficción. El tiempo se ha encargado de demostrarnos que no era
exagerada y que de ficción, hoy, no
tiene nada.
Parece increíble la precisión que tuvo Lang describiendo la
sociedad en la que vivimos, donde la gran mayoría vive una mísera vida para que
unos pocos puedan mantener otra de lujos vergonzosos y una acumulación de
riquezas sin límite.
Ya se tomó la Bastilla una vez en 1789 y quizás la solución
para la humanidad consista en seguir retomándola periódicamente. De otro modo
parece que los sujetos en los que delegamos nuestro poder acabar por abusar de
él. Que nos expliquen si no donde está la fraternidad, la igualdad y sobre todo
la libertad. ¿Qué han hecho con estos conceptos?
Es una pena que Fritz Lang no hiciera otra obra futurista similar
en 1950 para que yo hubiera podido explicarle a Milo, mi recién nacido y único nieto,
que sociedad se iba a encontrar en su mayoría de edad.
Con suerte podría decirle que no se preocupara, que la
segunda toma de la Bastilla estaba en camino.
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